Cerrando ciclos abriendo oportunidades

“Cuentan que el delfín tiene la increíble habilidad de reconocer el movimiento del océano y saber cuándo es el momento de terminar un ciclo. Con un salto al vacío, deja atrás una ola para tomar la siguiente.”

Esta metáfora ilustra el proceso de cerrar un ciclo e iniciar uno nuevo, abriendo paso a nuevas oportunidades. Cerrar ciclos no significa simplemente olvidar una situación o resignarse ante la pérdida, sino aprender a soltar, aceptar los cambios y reconocer que las cosas no serán como antes. No es un proceso fácil, ya que en ciertos momentos podemos adoptar una actitud de víctima y percibir la realidad de manera catastrófica. Nos sentimos atrapados en una ola que nos revuelca, nos desgasta física y emocionalmente, y nos hace creer que el mundo se nos viene encima.

Sin embargo, cerrar ciclos nos libera y nos transforma. Es un proceso que toma tiempo, pero depende de nuestra decisión dar el primer paso y permitirnos avanzar.

¿Cómo identificar los ciclos abiertos en nuestra vida?

En las relaciones personales, si una relación continúa generando malestar, es posible que haya algo no concluido. En cuanto a proyectos y metas, si has dejado proyectos inconclusos, tienes metas pendientes que no has perseguido o te encuentras atrapado en un ciclo de procrastinación. También, si sientes que hay emociones persistentes sin resolver o que ciertos eventos siguen teniendo un impacto negativo en tu vida, es señal de que hay situaciones emocionales no resueltas. Observar patrones recurrentes en tu vida y experimentar una constante sensación de insatisfacción, o la sensación de que hay algo más que debes abordar o una falta de paz interior, son señales claras de que hay ciclos abiertos que necesitan ser identificados y cerrados.

¿Por qué nos es difícil cerrar un ciclo a pesar de identificar o de conocer que hay algo inconcluso?

La resistencia al cambio es una de las principales causas que dificultan cerrar un ciclo, incluso cuando ya hemos identificado que hay algo inconcluso. Sin embargo, la evolución no es igual a olvido. Pasar página y cerrar un ciclo es compatible con recordar lo vivido, pero no con dolor, sino con agradecimiento o cariño. Para poder cerrar un ciclo emocional, es necesario seguir ciertos pasos que nos ayuden a avanzar hacia una nueva etapa y a asimilar que “lo vivido pasó, pero ya pasó”. El primer paso es agradecer: sentir gratitud por haber tenido esa relación, ese trabajo, por lo que trajiste a mi vida. Pregúntate: ¿qué te agradezco? ¿qué me dejaste? ¿qué no pasó? Luego, pedir disculpas, primero a uno mismo, si crees que has cometido errores, perdonándote. Es importante tratar de sentir empatía contigo mismo, independientemente de lo que hayas hecho. Seguro que también hay aciertos en tu haber. Después, pide disculpas a la otra persona o empresa por lo que hiciste o no hiciste por omisión. Esto libera, no hay que quedarse enganchado. El siguiente paso es perdonar: en ocasiones, necesitamos una disculpa, pero no siempre sucede. Es importante tratar de no guardar rencor, ya que el rencor y el odio afectan a quien lo sufre. No es necesario cargar con los errores ajenos, y perdón no es lo mismo que reconciliación. Finalmente, expresar lo que siento: compartir la emoción que me provoca la situación es crucial para soltar y desapegarme. Este paso es importante para poder dejar ir lo que ya no nos sirve y abrir los brazos a lo nuevo.

Cuando se cierra un círculo, se vive con plenitud, sabiduría y la esperanza de un mejor mañana, con la convicción de que todo tiene un final y que la vida debe fluir. Es esencial dejar atrás las nubes negras del pasado y no cargar con la preocupación del futuro; lo importante es centrarse solo en el presente. De este modo, podemos recuperar la paz interior, que actúa como un estímulo para continuar nuestro gran viaje por la vida.

Compartir: