El acompañamiento a enfermos terminales consiste en brindar apoyo integral a personas en la etapa avanzada de una enfermedad, atendiendo sus necesidades emocionales, físicas, espirituales y de planificación anticipada. Desde lo emocional, implica escuchar con empatía y ofrecer compañía, permitiendo al paciente expresar sus miedos, preocupaciones y deseos en un ambiente de confianza. A nivel físico, se enfoca en el manejo del dolor y otros síntomas, asegurando el mayor bienestar y comodidad posible. En el aspecto espiritual, facilita el acceso a recursos religiosos o de significado personal, ayudando al paciente a encontrar paz y serenidad en esta etapa. También incluye la planificación anticipada, apoyando al paciente y su familia en la toma de decisiones sobre tratamientos y cuidados futuros, respetando siempre sus deseos y valores.