La muerte del amor

Este título de libro me llamó la atención porque es fuerte pero cierto, el amor se muere, a veces de manera brusca, a veces lentamente y muchas veces no nos percatamos del “olor a muerto” y seguimos compartiendo el espacio hasta volverse ese olor fétido en algo insoportable y tóxico para la pareja y su entorno.

Cuando nos comprometemos en una relación de pareja lo hacemos con ilusión, con amor pensando y sintiendo que es para siempre.  Compartimos sueños, metas, propósitos, pero debemos entender que siempre corremos un riesgo, ya que la pérdida de la pareja o el amor por ella puede suceder y se convierte en un trauma; cuanto más intenso sea el amor y el compromiso, mayor será la pérdida.

El duelo por divorcio es un proceso emocional complejo que ocurre cuando una persona enfrenta la pérdida de una relación conyugal. Aunque el divorcio no implica una muerte física, sí puede sentirse como una muerte simbólica: el fin de una etapa, de sueños compartidos, de una identidad como pareja o familia.

Existen muchos motivos por los que las personas se divorcian: peleas o silencios continuos, faltas de respeto, falta de intereses mutuos, desilusiones, comunicación rota, infidelidad o porque el amor que sentían el uno por el otro cuando se casaron ha cambiado.

Se entiende perfectamente el enorme dolor y el torbellino emocional que genera el hecho de tener que tomar una decisión de esta magnitud. La mayoría de las parejas llega a tomar la decisión de divorciarse después de meses o años de disputas, desilusiones, ofensas y frustraciones. Este momento trae aparejados sentimientos de culpa, pérdida de la autoestima, aislamiento, dificultades para atender otros temas y, en algunos casos, ansiedad e incluso depresión.  Esta pérdida trae otras secundarias como la parte económica de repartir el patrimonio y logar acuerdos sobre el futuro de los hijos si es que los hay. Es común que surja la rabia, la descalificación mutua, los sentimientos y las conductas agresivas.  Además, los vínculos de la familia extendida, círculo de amigos se ven afectados y surge la necesidad de re confirmarlos para que sean una red de apoyo.

La experiencia por la pérdida de una pareja, despierta infinidad de sentimientos que nunca se esperan conocer, al menos no en una forma tan dolorosa, pero cuándo se logra aceptarla, se da nuevamente sentido a la vida, a lo ocurrido, se es capaz de comprender, dar y recibir, se es capaz de organizar una nueva historia, se da cabida a la madurez.

Recomendaciones para afrontar el duelo:

  • Permítete sentir: No reprimas la tristeza, el enojo o la confusión.
  • Busca apoyo: Amigos, familia o terapia individual/grupal.
  • Evita decisiones impulsivas: Especialmente al principio.
  • Reencuadra tu identidad: Redefinirte fuera del rol de pareja.
  • Cuida tu cuerpo y mente: Alimentación, sueño, ejercicio y descanso emocional.

Escribe o expresa lo que sientes: Llevar un diario puede ser muy terapéutico.

Si se transita el duelo por divorcio de una manera asertiva acompañada por un tanatólogo podrás ver que “Tras el final viene un nuevo inicio”

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