La intrusa que entró a mi cuerpo

Me sentía tranquila, contenta, con proyectos y sueños que quería realizar cuando de repente una intrusa irrumpe en mi vida. Se coló de repente, talvez dio avisos, pero no me percaté de ellos. Fue sigilosa, poco a poco se desvaneció la seguridad que yo creía tener, las certezas de mi vida, el control de todo.
¿Quién eres? Le dije. Ella sin prisa, pero avanzando me respondió. Soy tu huésped. Toqué varias veces a tu puerta, pero no recibí respuesta así que entré. Mi huésped no, eres una intrusa. Nadie te dio permiso de entrar. Ella guardó silencio parada frente a mí. Sí, era la enfermedad. Esa intrusa que vino a romper mi equilibrio, mi certeza, mi futuro. Se roba un bien preciado como lo es la salud, el bienestar.

La pérdida de la salud

Es el deterioro o disminución del bienestar físico, emocional o mental de una persona. Puede ser causada por múltiples razones: lesiones, accidentes, enfermedades, estilos de vida poco saludables, estrés, etc. Afectando significativamente no solo el cuerpo físico sino la identidad, autonomía, el sentido de vida de la persona. Todo se detiene y aquellas cosas que creíamos importantes dejan de serlo. Las prioridades cambian.
Y empieza el duelo por esa pérdida. Nos llega la pausa forzada para quienes creíamos no tener tiempo. Al inicio puede haber una negación, no se cree que esté pasando, se está en shock luego surge el enojo, culpabilidad, miedo ante lo incierto, los hubiera, necesidad de responsabilizar a otra persona de lo que nos sucede, tristeza, angustia existencial entre otros.

¿Qué hacer ante esto que nos ocurre?

ACTITUD.
En la vida siempre podemos elegir nuestra postura frente a las cosas y debemos poder ser dueños de nuestros pensamientos y no presos de ellos. No sirve pelearnos con la enfermedad, sino por el contrario ya que se introdujo vamos hacer equipo con ella y para esto debemos informarnos con el médico sobre el diagnóstico recordando que esto no es lo mismo que muerte. El médico nos indicará el tratamiento, medicinas e indicaciones a seguir. Unido a esto es importante el acompañamiento tanatológico para expresar emociones, sentimientos y preocupaciones. Resignificar lo sucedido y encontrar de nuevo la esperanza. 

“La enfermedad puede representar tanto la oportunidad de recuperar la salud como en el peor de los casos, la antesala de la muerte. De cualquier modo, siempre será un camino de crecimiento para quien la enfrenta y también para quienes le acompañan.”

Aunque algunos diagnósticos pueden estar asociados con condiciones graves o potencialmente mortales, tener un diagnóstico no implica necesariamente que la persona vaya a morir.

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