Cuando ocurre una pérdida significativa o se está en una situación crítica, la mayoría de las veces las personas expresan que han perdido el sentido de la vida. Esto sucede de manera temporal, ya que dichas pérdidas desestructuran su mundo y les dejan con una sensación de vacío. Nada les ilusiona. Este vacío existencial puede desencadenar desesperanza y afectar el bienestar emocional.
Viktor Frankl, padre de la logoterapia, al estar en un campo de concentración en Auschwitz, se prometió a sí mismo que no se tiraría al alambrado eléctrico. No fue fácil, pero él creía que la vida, por sí misma, posee un significado y que las personas tienen la capacidad de descubrir un sentido único e irrepetible, independientemente de las circunstancias en que se encuentren. Esta búsqueda de significado constituye la principal motivación vital.
Recuerda que todos poseemos algo valioso: la libertad de decidir qué actitud tomar ante las adversidades que la vida nos presenta.
Reflexiona desde la gratitud: Aprecia lo que tienes hoy. En lugar de enfocarte en lo que falta, enumera tus presencias, no tus ausencias. Reconéctate con el ahora, observa tu entorno y agradece.
Conéctate con tus valores y principios: Pregúntate: ¿Qué es realmente importante para mí? No lo que los demás esperan, sino aquello que resuena contigo. Esto te ayudará a definir un propósito o una meta concreta con la que empezar.
Explora nuevas experiencias: A veces, el sentido de la vida surge a través de la acción. Pregúntate: ¿Qué me entusiasma? ¿Qué actividades disfruto? ¿Qué me gustaría aprender? Probar cosas nuevas, viajar o adquirir habilidades puede brindarte una perspectiva más amplia y nuevas formas de ver la vida.
Fortalece tu conexión con los demás: Rodéate de personas que te sumen, que compartan tus valores y principios. Las relaciones significativas pueden dar sentido a tu vida. Conectar genuinamente con otros, ya sea a través de la familia, los amigos o el voluntariado, te permitirá encontrar un propósito más allá de ti mismo.
Celebra tus logros y avances: Agradece tu esfuerzo diario y reconoce cada paso que das. Esto nutrirá tu motivación y reforzará tu sentido de propósito.
Acepta la incertidumbre: La búsqueda de sentido no siempre tiene respuestas claras. Aprende a convivir con la incertidumbre sin miedo, viendo cada experiencia como una oportunidad de aprendizaje y crecimiento.
Vivir con propósito, ilusión y esperanza es un compromiso con nosotros mismos. Es un proceso continuo de reflexión y crecimiento que nos permite disfrutar una vida plena, en armonía con nosotros mismos y con quienes nos rodean.
Anabella Penados Betancourt es una escritora y consejera tanatológica guatemalteca, autora del libro Al oído del otro. Esta obra biográfica narra la vida pastoral del arzobispo metropolitano Próspero Penados del Barrio, ofreciendo un recorrido por su legado y los momentos históricos de Guatemala.